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FILOSOFÍA DE LA CIENCIA; ‘OBJETIVIDAD’ Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO por Adolfo Vásquez Rocca

enero 19, 2008
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Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

La Emoción en la Construcción de la Teoría; Crítica a la pretensión de objetividad en el conocimiento1

Nosotros hablamos como si lo racional tuviese un fundamento trascendental que le da validez universal independiente de lo que nosotros hacemos como seres vivos. Eso no es así. Todo sistema racional se funda en premisas fundamentales aceptadas a priori, aceptadas porque sí, aceptadas porque a uno le gustan, aceptadas porque uno las acepta simplemente desde sus preferencias. Y eso es así en cualquier dominio, ya sea el de las matemáticas, el de la física, el de la química, el de la economía, el de la filosofía, o el de la literatura. Todo sistema racional se funda en premisas o nociones fundamentales que uno acepta como puntos de partida porque quiere hacerlo y con las cuales opera en su construcción.

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Ciencia Arte y Política Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Las distintas ideologías políticas también se fundan en premisas que uno acepta como válidas y trata como evidentes de partida porque quiere hacerlo. Y si uno esgrime razones para justificar la adopción de esas premisas, el sistema racional que justifica esas razones se funda en premisas aceptadas porque sí, porque uno consciente o inconscientemente así lo quiere.

Popper por Adolfo Vásquez Rocca

Observen ustedes que existen dos tipos de discusiones entre las personas. Hay discusiones, desacuerdos, que se resuelven sin que uno vaya más allá de ponerse colorado. Si yo digo que dos por dos es igual a cinco y ustedes me dicen: «¡no hombre, no es así! Mira, la multiplicación se hace de esta manera», mostrándome cómo se constituye la multiplicación, yo a lo más digo, «¡ah! de veras, tienes toda la razón, disculpa». Si esto ocurre, lo peor que me puede pasar es que me ponga colorado y tenga un poco de vergüenza. También puede ser que no me importe nada, porque el desacuerdo no tiene nada más que un fundamento lógico ya que sólo hubo un error al aplicar ciertas premisas o ciertas reglas operacionales que yo y el otro aceptábamos. Nuestro desacuerdo era trivial; pertenecía a la lógica.

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Arte Ciencia y Biología contemporánea Adolfo Vásquez Rocca

Nunca nos enojamos cuando el desacuerdo es sólo lógico, es decir, cuando el desacuerdo surge de un error al aplicar las coherencias operacionales derivadas de premisas fundamentales aceptadas por todas las personas en desacuerdo. Pero hay otras discusiones en las cuales nos enojamos (es el caso de todas las discusiones ideológicas); esto ocurre cuando la diferencia está en las premisas fundamentales que cada uno tiene. Esos desacuerdos siempre traen consigo un remezón emocional, porque los participantes en el desacuerdo viven su desacuerdo como amenazas existenciales recíprocas.

Desacuerdos en las premisas fundamentales son situaciones que amenazan la vida ya que el otro le niega a uno los fundamentos de su pensar y la coherencia racional de su existencia. Por eso existen disputas que jamás se van a resolver en el plano en que se plantean. Por ejemplo, la guerra en Irlanda del Norte no tiene solución a menos que un acto declarativo saque a ambos bandos del espacio religioso donde, dentro de los fundamentos de una creencia, niegan los fundamentos de la otra, y los lleve a un dominio de mutuo respeto. No basta con que se reúnan a conversar los bandos oponentes desde la tolerancia al error del otro. Si lo hacen así, terminarán peleándose, porque ambos bandos están defendiendo sistemas que, aunque coherentes en sí, tienen premisas fundamentales diferentes que se excluyen mutuamente, y que sus cultores aceptan o rechazan no desde la razón sino que desde la emoción: las premisas fundamentales de una ideología o de una religión se aceptan a priori y, por lo tanto, no tienen fundamento racional. Más aún, si uno llega a proponer un argumento racional

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Congreso Educación Lenguage y Lógica Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Para escoger estas u otras premisas, reclamando para su sistema ideológico un fundamento racional, uno lo hace ciego a lo dicho más arriba, esto es, lo hace ciego al hecho de que las premisas fundamentales últimas que fundamentan la racionalidad del argumento convincente las aceptamos a priori. Por esto, no podernos pretender una justificación trascendente para nuestro actuar al decir: «esto es racional». Todo argumento sin error lógico es obviamente racional para aquel que acepta las premisas fundamentales en que éste se funda.

Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional. Lo racional se constituye en las coherencias operacionales de los sistemas argumentativos que construimos en el lenguaje para defender o justificar nuestras acciones. Corrientemente vivimos nuestros argumentos racionales sin hacer referencia a las emociones en que se fundan, porque no sabemos que ellos y todas nuestras acciones tienen un fundamento emocional, y creemos que tal condición sería una limitación a nuestro ser racional. Pero ¿es el fundamento emocional de lo racional una limitación? No, muy por el contrario.

Objetividad y relaciones humanas.

En la vida cotidiana, consciente o inconscientemente, nos movemos en los dos caminos explicativos mencionados. En el momento en que uno se junta con personas que pertenecen al dominio de aceptación mutua en que uno se mueve, como cuando uno se reúne con sus amigos, uno opera en la no imposición de una “objetividad” -que de todos modos sería ilusoria. . Esto es así porque en estos casos no importa lo que los otros opinen o piensen, o los intereses que tengan, o si se mueven en dominios de coherencias de acción diferentes a los de uno, uno los acepta sin duda alguna. En el camino explicativo del pluralismo no hay verdad absoluta ni verdad relativa sino muchas verdades diferentes en muchos dominios distintos. En este camino explicativo hay muchos dominios distintos de realidad como distintos dominios explicativos de la experiencia fundados en distintas coherencias operacionales y como tales, todos son legítimos en su origen, aunque no iguales en su contenido, y no igualmente deseables para vivirlos. En el camino explicativo de la objetividad entre paréntesis el que a uno le guste la física y al otro la biología, o el que uno sea cristiano y el otro musulmán, no crea una dinámica de negación en la convivencia, no excluye al otro.

1 Precisamente, por su carácter elemental y muy didáctico aquí me permito citar algunas tesis expuestas y divulgadas por el Prof. Dr. H. Maturana, en “Emociones y Lenguaje en Educación y Política”. En esta Bitácora para mis Cátedra de Epistemologia y Filosofía de la Ciencia (con mi particular interés en las conexiones con la Estética Contemporánea iré agregando Artículos y Textos de mi producción intelectual -que en su oportunidad he ido elaborando al hilo de las clases impartidas en estos últimos años en Universidades de Santiago y Valparaíso, así como en Congresos y Conferencias internacionales.

Ver:

LA EPISTEMOLOGÍA DE FEYERABEND: ESQUEMA DE UNA TEORÍA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO, Adolfo Vasquez Rocca,

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Emociones y Lenguaje en Educación y Política Dr. Adolfo Vásquez Rocca

2

¿Qué es un argumento objetivo? Cuando queremos convencer a alguien presentamos este argumento, pretendiendo que la realidad es universal y que esa realidad nosotros la hemos aprehendido racionalmente. Si el otro persiste en sus argumentos, lo trataremos de ilógico o de absurdo. Pero ¿cómo se conecta la razón con la realidad? ¿Nos permite la razón acceder a la realidad?

La respuesta implícita o explícita que cada uno da a la pregunta acerca de la realidad determina el modo de vida y con ello la aceptación o rechazo del otro.

En este ensayo abordaremos la pregunta de la realidad considerando al observador con una entidad biológica. Sostienendo que sólo se puede responder a esta pregunta siempre que observación y conocimiento sean explicados como un fenómeno biológico generado a través de la operación del observador como un ser vivo.

Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Análisis.

Entenderemos las representaciones desde la perspectiva Constructivista: como las construcciones simbólicas sobre la realidad que los seres humanos creamos desde y con el lenguaje. Entendiendo el lenguaje no sólo como instrumento que hace posible la comunicación sino como fenómeno histórico y cultural dotado de valoraciones, de prohibiciones y concesiones, de legitimaciones y descalificaciones que toman vida en el uso y la recreación del mismo lenguaje.

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Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Comunidad y Perspectivismo.

Hablamos de comunidad, pero ¿qué es una comunidad? Podemos mirar una comunidad como una red de procesos, actos, encuentros, conductas, emociones, técnicas, que configuran un sistema de relaciones, un modo de convivir que penetra todos los aspectos del vivir de los niños.

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En el origen de la humanidad, y en las tempranas culturas, no había educación como una actividad especial en la vida de los niños que crecían dentro de la comunidad. Los niños aprendían todas las prácticas y dimensiones relacionales de su vida como miembros de la comunidad humana a la cual pertenecían, viviendo todas sus dimensiones en su vida diaria.

En nuestra cultura los niños viven separados de la comunidad a la cual se supone pertenecen, pasando la mayor parte de su tiempo en el jardín infantil o en un lugar especial para niños pequeños. Esto ocurre precisamente en el periodo de sus vidas en que debieran estar creciendo como seres humanos bien integrados, socialmente conscientes y ecológicamente alertas al participar en la vida de su comunidad. De ahí la importancia de considerar en la planificación diaria la participación de los niños en actividades que los hagan sentir parte de su comunidad, que la conozcan y la valoren.

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Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

La comunidad, con sus canchas, plazoletas, iglesias y consultorios, la televisión, la radio, configuran en su conjunto una red de conversaciones que define cotidianamente lo deseable y lo indeseable, lo hermoso y lo feo, lo aceptable y lo inaceptable, en el convivir de la comunidad a la que los niños pertenecen. De manera que los niños aprenden la trama emocional que se vive en la comunidad humana que les toca vivir simplemente al vivirla, cualquiera que ésta sea.

La convivencia a que damos origen niños, padres y educadores en el espacio educacional de nuestra cultura y comunidad, depende del punto de vista que tengamos de lo que es o debiera ser la educación. Pero construimos nuestros puntos de vista influidos a su vez por la perspectiva que nuestra cultura tiene acerca del conocimiento, la vida, la existencia,…

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Filosofía Ciencia e Investigación – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Decimos que la educación tiene que ver con el alma, la mente, el espíritu, es decir, con el espacio relacional o psíquico que vivimos y que deseamos que vivan nuestros niños. Las cosas particulares que nuestros niños puedan hacer en la vía de su realización es asunto de conocimiento, aprendizaje y enseñanza. La educación tiene que ver con llegar a ser seres humanos.

Es tarea nuestra hacer uso de la enseñanza como un medio para educar al niño en la creación de los espacios de vida que lo llevarán a ser un ser humano responsable, socialmente consciente, que se respeta a sí mismo y a los demás.

Lenguajes y Emociones.

El lenguaje es un modo de vivir juntos en el flujo de las coordinaciones recurrentes de nuestras acciones.

Es nuestra vida en el lenguaje lo que nos hace humanos. Dado el tipo particular de primates bípedos que somos, el lenguaje nos hace humanos.

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Hacemos cosas con nuestros cuerpos (incluyendo el sistema nervioso), y fluimos en el lenguaje en nuestras interacciones diarias. La estructura de nuestros cuerpos cambian según nuestro modo de fluir en el lenguaje (basta mirar la ampliación en el tamaño del cerebro que significó el uso del lenguaje en nuestros primeros antepasados). Nada de lo que hacemos en el lenguaje es irrelevante, porque nos transformamos en nuestros cuerpos según lo que hacemos en el lenguaje, y hacemos en nuestro lenguaje según lo que se transforma en nuestros cuerpos.

Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.

Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.

Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal (sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer en cualquier momento.

Por ejemplo:

Amor: El amor es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno.

Agresión: La agresión es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno.

Indiferencia: La indiferencia es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro. En la indiferencia, el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o ella está fuera del dominio de nuestras preocupaciones.

Los niños crecen como seres humanos entrelazando lenguaje y emociones en su vida cotidiana. Entendemos por conversaciones al entrelazamiento continuo entre emociones (dominios relacionales) y lenguaje (coordinaciones de conducta). Todo lo que los seres humanos hacemos como tales, lo hacemos en conversaciones.

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Teorías de la Educación y Políticas culturales Dr. Adolfo Vásquez Rocca

En la conversación con el niño, el niño se revela en todas sus dimensiones, transparenta su mundo de intereses, sentimientos, necesidades, gustos, experiencias, y es a partir de estas conversaciones desde donde empezamos a construir un espacio de aprendizaje mutuo.

La emoción cambia el lenguaje, pero a medida que mana el lenguaje, el lenguaje también puede cambiar la emoción.

Cómo vivimos o qué modo de vida realizamos, depende de nuestra emocionalidad, no de nuestra razón. La educación, en la medida que tiene que ver con la configuración del modo de vida del niño que crece, es una tarea que tiene que ver con el espacio psíquico emocional que el niño aprende a vivir en la casa, en el colegio, en la Universidad.

El modo de vivir que ahora vivimos está determinado por la emocionalidad, por el espacio psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el conocimiento, o los tipos de argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida. Ver esto es crucial, lo central de la educación es la dinámica de llegar a ser humano, como personas responsables, socialmente conscientes y que se respetan a sí mismas.

Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En el fluir de sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los adultos entendamos esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto y la colaboración. Cualquier niño que se sienta escuchado se dispone a la creatividad, aprende a escuchar, vive su seguridad consciente de sus límites y fortalezas.

Decimos que las culturas son redes de conversaciones, con esto queremos decir, redes de coordinaciones de haceres y emociones. Es la emocionalidad que se realiza en la red la que configura su carácter, no las conductas particulares realizadas por sus miembros.

Siempre vivimos en una cultura, somos miembros partícipes de una cultura. Conservamos nuestra cultura al hacer lo que hacemos a través de nuestra participación en la red de conversaciones que la constituye.

Emociones y Conocimiento.

Los seres humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra historia evolutiva. El amor ha sido la emoción central conservada en la historia evolutiva que nos dio origen desde hace unos cinco a seis millones de años atrás.

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Filosofía Ciencia y Verdad – Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Los niños –también los adultos- se enferman cuando se les priva del amor como la emoción fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y con ellos mismos. La carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales (ansiedad, agresividad, falta de interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.).

El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico, constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación, que nos definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más millones de años.

La biología del amor es la dinámica relacional que origina la calidad de lo humano en la historia de nuestro linaje.

Cuando hablamos implicamos, evocamos o connotamos la biología del amor.

El amor es una emoción, es un modo de vivir juntos, un tipo de conductas relacionales en los sistemas humanos. El amor se produce cuando en nuestra vida e interacción con otros, el otro, no importa quién o qué sea, surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros. El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social.

Inteligencia y Plasticidad.

Mientras mayor sea la plasticidad estructural de un organismo, mayor es su capacidad de conducta inteligente en la interacción con otros, generando nuevos ámbitos de acción o expandiendo aquellos que ya existen.

La plasticidad estructural requerida para vivir en el lenguaje es tan enorme que todos los niños, todos los seres humanos, somos igualmente inteligentes o capaces de conducta inteligente. Es la enseñanza la que debe sintonizarse a las distintas maneras en que los niños viven su plasticidad estructural para aprender, conocer, expresar, convivir, etc. Esto significa respetar los ritmos y dinámicas en los que sucede el aprender en los niños, escuchando sus fortalezas, limitantes y potencialidades en cada caso.

Con todo, la conducta inteligente del niño puede tornarse restringida o expandida según el flujo emocional que emerge en su convivencia con sus educadores y sus padres. Así, el temor, la envidia, la rivalidad, restringen su conducta inteligente, porque estrechan el espacio de relaciones en el que el niño se mueve. Sólo el amor expande la inteligencia, al ensanchar el espacio de relaciones en el cual opera el niño, ampliando su ámbito de lo posible.

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Maturana

Los niños son seres que aprenden. Son seres que aprenden tanto en los dominios emocional como racional. Sin embargo, aprenden y aprenderán a vivir cualquier tipo de vida que les toque vivir. La emocionalidad que los niños viven en su niñez es conservada por ellos como fundamento del espacio psíquico que generarán como adultos. Su niñez es tanto su tesoro como su azote.

II

Competencia o  colaboración; Una entrevista a Humberto Maturana.

[PDF]
HUMBERTO MATURANA EMOCIONES Y LENGUAJE EN EDUCACION Y POLITICA
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Material para el curso de Teoría de Sistemas. Extracto del texto Emociones y Lenguaje en Educación y Política. Dr. Humberto Maturana R. …
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La tiranía de los empresarios ¿Cómo calificaría a la sociedad chilena en términos de conviviencia, armonía y respeto?

Vivimos en una cultura que tiene muchas dimensiones de codicia y de vanidad, pero, al mismo tiempo, están presentes la sensibilidad y la solidaridad. Aunque la colaboración es difícil en este país; son más fáciles las alianzas y éstas no son buenas, ya que son acuerdos de acciones temporales. En la colaboración no se está esperando un resultado, sino que se está participando con otro en la creación de algo. Si queremos una convivencia democrática tenemos que pensar en la colaboración, no en la alianza, porque ésta la niega.

¿En estos momentos los criterios económicos se consideran por sobre los demás? Creo que sí. Este país está enfermo de ceguera competitiva; de este afán por saber lo que se tiene; de tener certidumbres, como: «Nosotros los empresarios sabemos lo que hay que hacer». ¿Los empresarios se creen dueños de la verdad? Exactamente. Entonces, ¿qué es lo que se genera?: tiranía. O se empuja hacia ella. Lo que Chile y nosotros necesitamos es estar dispuestos a colaborar en la creación del bienestar de toda la comunidad.

¿Confía en que sea posible lograr esta colaboración de todas las personas para un proyecto común? No me cabe la menor duda. Si uno abre un espacio que invita honestamente a la colaboración, surge la posibilidad. Lo otro que pasa en este momento es que todos están preocupados por la imagen; en el fondo, están preocupados de mentir. La imagen es lo que uno no es. Siempre. Yo no soy lo que el otro ve, de modo que lo único que puedo desear es conducirme como soy para que el otro vea, en el fluir de la vida, lo que realmente soy. Cada vez que a uno le preocupa la imagen, lo que quiere es aparentar lo que no es. Si soy honesto, no tengo que tratar de serlo… ¿No cree que el ser humano es ambicioso por naturaleza y ante la opción de ser igual o mejor que el otro, siempre escogerá ser mejor? No, no creo eso. A los seres humanos les gusta ser ellos, sobre todo si están en un espacio de respeto. Pero ser uno no quiere decir ser mejor que otro. La competencia es un elemento cultural que está centrado en la lucha, en la relación de poder. Es ahí donde estamos constantemente tratando de ser mejores que otros. Pero no es natural, ni de la biología, sino que una creación humana que implica la negación del otro. Además, la competencia estimula la codicia. ¿Chile ha perdido identidad? Sí. Creo también que la manera en que se plantea la noción de globalización es engañadora. Y no es posible participar en espacios globales si no se tiene una identidad propia, porque uno desaparece arrastrado por estas búsquedas que vienen de otras partes. Los chilenos ahora pensamos que lo extranjero es lo mejor. Nos falta respeto por nosotros mismos. Encuentro vergonzoso que los empresarios tengan su dinero invertido afuera y estemos aquí esperando que lleguen extranjeros para resolver nuestros problemas económicos. ¡Este es un tema soluble!, es cosa de que nos pongamos de acuerdo, de que hagamos un gran proyecto nacional y colaboremos. Empresarios, gobierno, políticos de derecha, políticos de izquierda, trabajadores, estudiantes. ¡Hagámoslo todos en conjunto!, para que este país sea generador de bienestar en una convivencia democrática. «Terminaremos como en Calcuta» Usted es un hombre optimista que siempre ha dicho que problemas graves, como la contaminación y el crecimiento demográfico, tienen solución. Absolutamente. Y creo que no es posible que la pobreza desaparezca si no hay estabilidad)de la población. Este país duplica su cantidad de habitantes cama 20 años. Lo més probable es que en 30 años más seamos 30 millones de personas. ¿Qué va a pasar? ¿Cómo se va a lograr el bienestar? Creo que la población tiene que empezar a tomar acciones sobre la planificación familiar. Y para eso, hay que enseñar, ilustrar, entregar conocimientos. Pero con una actitud que no respeta la educación sexual, que ve cualquier sugerencia para la regulación del tamaño de la familia como una invitación al aborto, no hay ninguna posibilidad. Esta situación es el camino a lo que yo llamo «la calcutización del país», ya que terminaremos como en Calcuta, donde la gente se muere de hambre en la calle. ¿Es partidario de la píldora del día después? Pienso que actualmente es fundamental para la humanidad la regulación del crecimiento de la población, porque el desborde va a generar una miseria inimaginable. Una familia que tiene un número indefinido de hijos con un presupuesto pequeño genera pobreza. Ahora, para que haya una regulación consciente y responsable, tienen que estar a la mano los instrumentos de regulación de la natalidad. La píldora del día después es uno de ellos. Y yo)soy partidario me ella, además, porque la vida sexual es un aspecto importante del bienestar de la familia. Hecha con ternura en un espacio acogedor y deseable, es el elemento que le da solidez y permanencia a la pareja. ¿Cómo cree que se debería regular el uso de esta píldora? Uno debe respetar a las personas y dejarlas que escojan. Si se puede usar la píldora van a disminuir las peticiones de aborto. Ninguna mujer se hace un aborto por placer, si lo hace es porque hay una situación donde el nacimiento de un hijo resulta destructor. Entonces, cualquier procedimiento, como la píldora del día después u otras prácticas que se puedan realizar sin interferir con el espacio de intimidad de la vida sexual, es fundamental. El problema es que hay círculos muy cerrados que van a hace{ lo imposible por evitar que se)permitan este t`po de medidas. Por eso es que hay que abrir espacios de reflexión sobre qué pasa con los niños deseados y los no deseados; sobre el mundo y qué podemos hacer con el que estamos creando. Ahí vamos a descubrir que la gente tiene mucha más sensibilidad y finura de pensamiento. ¿Cómo se podría abrir a la reflexión a la Iglesia? En la parábola del sembrador, unas semillas caen en las rocas, otras empiezan a crecer y se marchitan y otras caen en la buena tierra. Ese es el tema. Si queremos bienestar tenemos que tener buena tierra.

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Doctor en Filosofía y Teoría del Arte; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Pensamiento contemporáneo y Estética. Profesor de Antropología y de Estética -Departamento de Artes y Humanidades. Director de Revista Observaciones Filosóficas http://www.observacionesfilosoficas.net/. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo. Profesor Asociado al Grupo Theoria Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado.

E-mail: adolfovrocca@gmail.com

SLOTERDIJK Y NIETZSCHE; POSTHUMANISMO, ANTROPOTÉCNICA Y EL DISCURSO DEL POSTHUMANISMO

LA EPISTEMOLOGÍA DE FEYERABEND: ESQUEMA DE UNA TEORÍA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO, Dr. Adolfo Vasquez Rocca,

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FILOSOFÍA DE LA CIENCIA; Etnografía cognitiva y Anarquismo Epistemológico en Paul Feyerabend.

noviembre 26, 2007

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Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid

 

Etnografía cognitiva y Anarquismo Epistemológico

Una visión científica disidente o el anarquismo epistemológico de Paul K. Feyerabend.

 

La ciencia del poder o el poder de la ciencia. Como bien apunta Ernesto Sábato, en Hombres y engranajes, entre los siglos XVIII y XIX se propagó en el mundo, a manera de nuevo fetichismo, una verdadera superstición acerca de la ciencia, ocasionada, quizá, por el problema de la verdad del conocimiento y el trauma ocasionado por una etapa de oscurantismo en la Edad Media, cuando el conocimiento se fundaba en sofismas, supuestos y supersticiones fanáticas elevadas a categorías de dogmas y axiomas incuestionables. Esto traería como consecuencia, la búsqueda y la reflexión acerca de cómo se podría lograr el conocimiento verdadero; entonces, fue inevitable: la ciencia pasó a convertirse en una nueva magia y el hombre promedio, el hombre de la calle, creía tanto más en ella cuanto menos iba comprendiéndola. Es más la humanidad, en su mayoría, estaba convencida de que, con su ayuda, la solución a los problemas que la aquejaban iba a llegar pronto. Es en ese mismo contexto que aparecen las figuras de culto, los científicos, gozando de la misma veneración que tuvieron, o tienen aún, los chamanes, brujos y sacerdotes. Veneraciones y reverencias por parte del hombre corriente.

 

La única misión de la ciencia es iluminar la vida y no gobernarla”

Mijail Bakunin

 

Este hombre-ciencia se convirtió en un personaje discreto y mecanizado; pues, «a ciencia cierta», buena parte de las cosas que hay que hacer en física, biología o lógica (salvo gratos casos excepcionales o variaciones postmodernas pintorescas) es faena mecánica de pensamiento que puede ser ejecutada por cualquiera con un poco (o algunos años) de trabajo mecanizado. Se trabaja con un método, constriñéndose y recluyéndose en un campo de ocupación intelectual cada vez más estrecho, y ni siquiera es forzoso, para obtener abundantes resultados, poseer ideas rigurosas sobre el sentido de éste. Ortega y Gasset señalaba que la ciencia fue progresando, en buena parte, debido al trabajo de hombres absolutamente mediocres; que recluidos en la estrechez de su campo visual, consiguen en efecto, descubrir nuevos hechos y hacer avanzar su ciencia, que apenas conocen y con ella la enciclopedia del pensamiento que concienzudamente desconocen.

 

Con el transcurrir de los años, la ciencia formó un núcleo teórico difuso expresado por denominaciones genéricas como «física relativista» o «física cuántica” y otro núcleo metodológico más difuso aún y relacionado más con instrumentos que con procedimientos (acelerador atómico, computador, etc.). Generalmente se le atribuyen ciertas cualidades como: universalidad sin limitaciones, carácter público intrasubjetivo, neutralidad valorativa, política e ideológica y hasta el mismo hecho de ser usada o aplicada susceptiblemente sin discriminaciones por la especie humana; todas y cada una cuestionadas.

 

Algunos filósofos, entre ellos Popper, han afirmado que la ciencia es esencialmente conocimiento público; pero en los hechos, la ciencia no es conocimiento público sino mas bien secreto muy bien administrado por los centros hegemónicos. Muchas veces se ha dicho que el científico sirve fundamentalmente a la humanidad, pero la verdad es que verdaderamente la ciencia, parida desde los mismos centros de poder, se usa principalmente para el bienestar de aquellos y para afianzar las relaciones de dominación que se ejercen sobre los países dominados y dependientes. Diría Marcuse: “La racionalidad técnica y científica y la manipulación están soldadas en nuevas formas de control social». Sólo el «buen burgués» estaba —y está— en la idea de que la misión de la ciencia era acabar con las guerras y hacerle la vida más cómoda; tal vez piense, asimismo, que la misión del arte es hacer felices y virtuosas a sus hijas.

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La gran gloria y la gran amenaza de la ciencia residen en que todo lo que en principio no es posible, se puede hacer si existen las tecno-condiciones y el suficiente empeño para hacerlo. Los científicos pueden regodearse en la gloria de sus logros; pero, en los tiempos actuales, la reacción más típica del común de las gentes consiste en temblar ante la amenaza.

 

A la sombra de la ciencia: Paul K. Feyerabend

 

Paul K. Feyerabend (1924-1994), epistemólogo anarquista, considerado anticientífico, pensador crítico, punzante, irónico y subversivo, en realidad — y exactamente— se trata de un disidente, consideró a varios colegas suyos como «medrosos roedores académicos, que ocultan su inseguridad detrás de una sombría defensa del status quo» y desarrolló agudas reflexiones sobre el papel de la ciencia en la sociedad contemporánea. Puso a la epistemología en tensión y la obligaría a revisar sus ropajes especializados, formales y exclusivamente académicos, enfrentando sin tregua ni contemplaciones a una tradición largamente respetada. «Nada es más peligroso para la razón que los vuelos de la imaginación», decía Hume y es que demostró, además de su competencia científica, grandes dotes de escritor y polemista.

 

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Las ideas de Feyerabend, influenciado por Popper, Mill, Kuhn y Lakatos, comienzan a gestarse siendo profesor de Filosofía en la Universidad de California, Berkeley, y profesor de Filosofía de la ciencia en el Instituto Federal de Tecnología en Zurich. Investigó en física, astronomía y matemáticas. Su formación como físico y como filósofo se fue completando durante su estancia en Londres, pero lo decisivo para el desarrollo de sus ideas fue su práctica educativa en un medio plurirracial y multicultural. Cada fenómeno o problema que abordaba era para él una situación única y exclusiva que tenía que explicarse y esclarecerse de manera particular, no existían fronteras para su curiosidad y ningún tipo de «criterio» restringía su pensamiento: aceptaba la colaboración, en cualquier investigación particular, de pensamientos y emociones, fe y conocimientos. Feyerabend afirmaba que la idea de un método fijo, de una racionalidad fija surge de una visión del hombre demasiado ingenua, es así que propuso un pluralismo metodológico donde deberían buscarse propuestas alternativas.

 

Una propuesta de visiones, temperamentos y actitudes diferentes que den lugar a juicios y métodos de acercamiento diferentes donde solamente un principio pueda ser defendido bajo cualquier circunstancia: Todo vale. Estos principios fueron planteados básicamente en Contra el método y ampliados posteriormente en Adios a la razón. Feyerabend llegó a proponer un procedimiento contrainductivo, basado en la contradicción sistemática de teorías y resultados experimentales bien establecidos y aumentar el contenido empírico con la ayuda del principio de proliferación. Para esto el científico debería ser heterodoxo y proponer ideas contrapuestas, habría que ir contra el metodólogo que repite y aplica como esclavo los principios y declaraciones más recientes de los que dirigen la física, aunque al hacerlo, viole algunas —si no todas— de las reglas básicas de su propio oficio. Se debe proponer ideas distintas, recurriendo para ello, como fuente de inspiración, a lo que haga falta, incluso a teorías antiguas y desechadas, sin que importe para nada que hayan sido «falsadas empíricamente» en su tiempo o que, probablemente, tengan orígenes metafísicos, religiosos o míticos. La idea era buscar sistemas conceptuales que choquen con los datos experimentales aceptados, e incluso proponer nuevas formas de percepción del mundo, hasta entonces ignoradas. El científico haría uso de cuanto tenga a la mano: sugerencias heurísticas, concepciones del mundo, disparates metafísicos, restos y fragmentos de teorías abandonadas, etc.

 

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Música concreta, Filosofía, Ciencia y Arte Experimental por Adolfo Vásquez Rocca

 

 

Bertrand Russell dijo, al respecto: “Incluso la cauta y paciente investigación científica de la verdad, que parece la antítesis de la rápida certidumbre del místico, puede ser fomentada y nutrida por el espíritu en que se mueve y vive el misticismo”. La infalibilidad del método científico fue confrontada por Feyerabend: “La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables, y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la investigación histórica. Descubrimos, entonces, que no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente basada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una ocasión u otra”. El atomismo antiguo, la revolución copernicana, el atomismo moderno, la teoría o­ndulatoria de la luz y otras muchas surgieron, además, contraviniendo, explícita o implícitamente, reglas metodológicas generalmente aceptadas.

 

Finalmente la unidad de opinión no es deseable, salvo que resulte de la más libre y completa comparación de opiniones opuestas, y la diversidad no es un mal, sino un bien, la cual es necesaria no sólo para el avance del conocimiento sino también para el desarrollo de nuestra individualidad. Ortega y Gasset argumentaba, con fundamentada razón, que “el científico ha sido y es, como hombre, un monstruo, un maniático cuando no un demente”, y además resaltaba la notoria facilidad con que los científicos se han entregado siempre a las tiranías. Y Feyerabend lo corroboraba, para él la ciencia en un principio estuvo enfrentada a formas de pensamiento dogmáticas, a ciertas ideologías heredadas imperantes; pero, con el transcurrir del tiempo, una nueva ilustración se había configurado; y es que, en la actualidad, ésta (la ciencia) tiene todas las características de una religión, llamada cientifisismo. En los colegios, por ejemplo, la ciencia se enseña con el mismo valor de verdad que los dogmas de fe religiosos, sin alentar, en ningún caso, perspectivas más amplias de observar los fenómenos y las cosas, mientras que el adoctrinamiento en las universidades y centros de educación superior es mucho más sofisticado y riguroso y, por ende, sin ningún tipo de cuestionamiento a la actividad científica.

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Filosofía de la Ciencia Adolfo Vásquez RoccaDr. Adolfo Vásquez Rocca- Método experimental

 

 Feyerabend da cuenta de estas problemáticas, donde la ciencia se ha transformado y se ha asentado como verdad única, inalterable e infalible. No hay quien no le haga reverencias, lo cual le da libertad de proselitismo político y poder tecnocrático. Como toda religión institucionalizada y poderosa, también, no se le puede desligar del Estado; muchas veces, además, la ciencia se ha impuesto por la fuerza y no por el diálogo o el convencimiento como en el caso de los países no occidentales donde se llegó a exterminar otras muchas formas de saber. Feyerabend en La ciencia en una sociedad libre planteó que ésta (la sociedad libre) no se impone, sino que surgirá cuando la gente que resuelve problemas concretos colabore en su creación. Además afirma que la sociedad libre insiste en la separación entre la ciencia y el Estado. Las comunidades científicas o la “Iglesia Universal de la Razón y la Verdad y del Pensamiento Único” han perdido incluso su relativa autonomía de antaño en otras épocas históricas, ahora dependen de la gran industria, por una parte, y de la política científica del Estado correspondiente. Existe una ciencia aplicada que puede generar grandes beneficios económicos a la empresa patrocinadora o como en el caso de ciencia amarrada con el Estado que suele tender a priorizar determinadas líneas de investigación, dando lugar a que el progreso científico sólo vaya en algunas y determinadas direcciones. Científicos, técnicos y especialistas sirviendo como refrendos de las políticas de los Estados y las multinacionales.

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Adolfo Vásquez Rocca

Paul K. Feyerabend murió el 11 de febrero de 1994, a los 70 años, dejándonos una severa advertencia sobre el progresivo auge de la ciencia y de la tecnología y su influencia en las áreas más diversas del ser humano, sociales, políticas y hasta militares, en el futuro. Y esque pareciera predominar en aquellos campos (los científicos) una autosuficiencia flagrante, como cuando Mario Bunge responde frente a cuestionamientos sobre el arrollador avance científico y sus consecuencias político-sociales, manifestando vaga e irresponsablemente: «toda innovación tiene sus inconvenientes”. Cuando se trata de Chernobyl, el efecto invernadero, los envenenamientos de ríos y mares, Hiroshima y Nagasaki, u otros desastres ecológicos y sociales los científicos vacilan en sus respuestas. O callan. La ciencia oficial siempre pretenderá ser la portadora absoluta de la verdad absoluta dando cabida a nuevos cultos de instancias abstractas como el de la razón objetiva, por la cual se ha sacrificado mucho, en guerras y masacres demostrando ser tan represiva como la idea de la «verdad revelada», entonces no nos queda otra que transitar, como Feyerabend, los caminos de la racionalidad humana y despertar de ese letargo cientifista porque como dijo Cioran: “Frente al hombre abstracto, que piensa por el placer de pensar, se alza el hombre visceral, el pensador determinado por un desequilibrio vital que se sitúa más allá de las ciencias y del arte. Me gustan los pensamientos que conservan un aroma de sangre y de carne. Los hombres no han comprendido aún que la época de las preocupaciones superficiales e inteligentes se ha acabado y que el problema del sufrimiento es infinitamente mas revelador que el del silogismo, un grito de desesperación notoriamente más significativo que una observación sutil… ¿Por qué no dejamos de admitir el valor exclusivo de las verdades vivas?.

 

Etnografía Cognitiva en FEYERABEND

 

La epistemología de Feyerabend desplaza la atención centrada en la dimensión racional de la ciencia para enfocarla en el contexto histórico y sociocultural. Su trabajo da -a veces- la impresión de un análisis ejecutado por un etnógrafo que se afana en comprender los elementos simbólicos y -en general- la forma de vida que han desarrollado los nativos del mundo occidental en la estructuración de una peculiar cosmovisión.

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En la perspectiva de Feyerabend la ciencia es concebida como un estilo cognitivo coexistente con otras formas de comprender o pensar la realidad, que cuentan, igualmente, con originales modalidades de corroboración y ostentan idéntico rango epistemológico que la ciencia, porque -a su juicio- ningún estilo cognitivo posee superioridad intrínseca sobre sus rivales; sólo se podría adjudicar una calidad superior si arbitrariamente se opta por las pautas de evaluación de uno de ellos y, a continuación, se aplican tales criterios a los estilos alternativos. Obviamente el procedimiento garantizaría el triunfo del modo de conocer que se ha privilegiado, es decir: del que avala el poder y que, no necesariamente, es verdadero. Ciertamente esta posibilidad relatada tan esquemáticamente resulta algo burda, no obstante en eso consiste el etnocentrismo del que la practica científica, según su opinión, no es ajena.

 

El grado de éxito o fracaso de un estilo cognitivo sólo se puede establecer en función de sus propios parámetros y no existe ningún metacriterio «objetivo» (externo a los estilos) que permita evaluarlos. Lo que puede ser el éxito para un indígena que adhiere al animismo o para un gnóstico cuya convicción de que la materia es mera apariencia y el alma es auténtica realidad, sin duda diferirá mucho de la opinión que cifra el éxito en el afán de conquista que puede ir desde el dominio de la naturaleza hasta el sometimiento de sus semejantes. En palabras de Feyerabend: «La elección de un estilo (cognitivo), de una realidad, de una forma de verdad, incluyendo criterios de realidad y de racionalidad es la elección de un producto humano. Es un acto social, depende de la situación histórica»(9). Al interior de la cultura occidental la oposición de estilos se da, por ejemplo, entre ciencia, arte y religión; frente a otras culturas se verifica entre ciencia, chamanismo o animismo (que -de acuerdo al epistemólogo- no carecen de lógica como han pretendido sus detractores).

 

Feyerabend caracteriza el estilo cognitivo como una racionalidad especifica, históricamente identificable y definible por sus supuestos, su noción de verdad y realidad, su concepto del conocimiento posible, sus criterios de validación y sus mecanismos de adquisición y procesamiento de la información. En general -cada estilo cognitivo- tiene la pretensión de que la suya es la forma correcta de representar la realidad y esto se transparenta en la diversidad de significados que se puede encontrar para el uso de términos claves como «verdad» o «realidad», cuya acepción especifica es parte de sus fundamentos subyacentes; de manera que la idea de la verdad prevalente orienta al investigador respecto de lo que hay que buscar por tal, e incluye los requisitos de su comprobación.

 

El antropólogo cultural E. S. Gleen indica que el enfoque de etnografía cognitiva utiliza la noción de estilo cognitivo para referirse a los métodos que utilizan los diversos grupos humanos en el procesamiento y la organización de la información disponible de acuerdo a sus necesidades y en correspondencia con las acciones que debe ejecutar sobre el medio ambiente. Las preguntas que debe resolver el etnógrafo cuando indaga sobre alguno de estos estilos son del siguiente tenor ¿Cómo piensan los hombres de esa cultura? ¿Cómo organizan la información que le llega bajo la forma de estimulaciones sensoriales? ¿Qué tipos de sucesos significativos, tales como pensamientos, imágenes, huellas mnémicas, llegan a elaborar? De acuerdo con Gleen, en la medida que los sujetos de una cultura comparten experiencias y educación, sus interpretaciones y elaboraciones mentales son similares y tienden a desarrollar estructuras cognitivas semejantes; una estructura cognitiva bien afiatada recibe la denominación de paradigma.

 

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 Adolfo Vásquez Rocca

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

 

Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid.

LA OBJETIVIDAD; FILOSOFÍA DE LA CIENCIA Y BIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO Y EL ODIO A LOS INTELECTUALES

 

E-mail: adolfovrocca@gmail.com